Un 11 de junio de 1980. La familia Etxeberria de Pamplona (Navarra) recibe una llamada de la policía francesa diciendo que el coche de su hijo mayor Jose Miguel ha aparecido en Ziburu (País Vasco Francés -Iparralde) cerca de una gendarmería.
Su padre va hacia allá. Al salir promete a la madre que no volverá con las manos vacías. José Miguel ha desaparecido en la mitad de la noche.
Cuando los gendarmes les preguntan si quiere recoger algo del coche del hijo desaparecido, el padre, ansioso por tener algo de su hijo, saca un destornillador , desmonta el volante y lo lleva a casa. Días más tarde el grupo parapolicial
Batallón Vasco Español revindica ser el responsable de su desaparición y asesinato. El cuerpo nunca aparece.
40 años después, el volante sigue en casa.
Nuestra historia comienza ahí .